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Japón estuvo durante varios siglos aislado de los contactos exteriores, durante este tiempo fue gobernado por una casta militar que tomaba las decisiones, mientras que la familia imperial se la tenía apartada en una burbuja en Kioto. Este gobierno de los militares se conoce conoce en el mundo occidental como shogunato, mientras que en japonés recibe el nombre de bakufu -el término hace referencia al campamento militar que se establecía antes de las batallas-.

¿Cómo llegaron los militares al poder? Para resolver esta pregunta nos tenemos que remontar al siglo X. Durante este período, en la corte imperial de Kioto residía el emperador con su familia, pero el poder real lo ejercía la familia Fujiwara, un clan de consejeros que llevaban décadas emparentándose con la familia imperial a través de matrimonios. Sin embargo, el gobierno pasaba por dificultades y la debilidad del poder central sirvió para que los jefes provinciales adquieran más poder, éstos comienzan a llevar espada como muestra de su poder.

Frente a los Fujiwara, surgen dos clanes rivales; los Taira y los Minamoto. Siendo patentes las dificultades de la familia Fujiwara, el propio emperador busca limitar su poder -un gesto que el emperador intentará durante toda la era del shogunato- y para ello tendrá el apoyo de los Taira. Este fuerza conjunta elimina del poder a los Fujiwara, que son sustituidos por los Taira en el poder.

Pero las dificultades no cesan con el cambio de gobierno, el malestar general por los altos impuestos y las hambrunas dan la oportunidad al clan Minamoto para revelarse, coincidiendo con el vacío de poder en la corte, por la muerte del líder Taira Kiyomori. En 1181, Yoritomo Minamoto derrota a su enemigos, y en 1185 se hace con el poder. Finalmente en 1192, el emperador nombra a Yoritomo seitaishogun o shogun.

Ola de Kanagawa

Gran Ola de Kanagawa

Durante este período, es destacable la conquista mongola de China, y el posterior intento de invasión de Japón en 1267, sin embargo la flota mongola fue destruida por un temporal –el kamikaze o Viento Divino-.

Pero la debilidad del gobierno Minamoto llevó a que sus aliados los Hojo tuviesen que salvarguardar el poder central actuando como regentes. No obstante, la debilidad era manifiesta y el emperador quiso volver a recuperar su poder a través de una revuelta que estalló en su nombre. Ésto obligó a los Hojo a reprimirla, pero uno de sus vasallos, consciente de sus posibilidades de hacerse con el poder y librarse del yugo de sus señores, los traicionó y apoyó la causa imperial. Este hombre era Ashikaga Takauji que garantizó en 1333 la autonomía imperial, más ésta duro poco ya que tres años después Takauji asumió el poder y colocó a un emperador favorable en el trono. El emperador saliente huyó de la capital y se instaló en el sur del país donde creo una corte alternativa, existiendo un doble emperador hasta 1392. Mientras tanto en Kioto, Takauji fue nombrado shogun en 1338.

Bajo el shogunato Ashikaga, Japón entraría en el período conocido como “Período de los Estados en Guerra” o sengoku Jidai”. Durante esta época, el shogunato se vería impotente ante los problemas económicos del país y su debilidad sería aprovechada por los señores locales para adquirir más autonomía. Los poderes provinciales comenzaron a formar sus propios ejércitos para defenderse de sus vecinos, y cada líder pasó a ser conocido como daimyo que significa “Gran Nombre”. Durante más de cien años, estos señores se enfrentaron aliándose entre ellos y entraron en una guerra casi continua. Habría que esperar hasta 1573 para que Japón volviese a estar temporalmente unificado.

Oda Nobunaga

Imagen de Oda Nobunaga

Oda Nobunaga, señor de la provincia de Owari derrotó a sus enemigos y derrocó al shogun, lo que le permitió hacerse con el poder. Sin embargo, fue traicionado por uno de sus generales y decidió cometer seppuku -harakiri- antes que dejarse atrapar. Debido a sus grandes estrategias y a su forma de morir, Nobunaga es considerado en Japón como una de las grandes figuras y es conocido como el primero de los tres grandes unificadores de Japón.

El sucesor de Oda fue otro de sus generales, Toyotomi Hideyoshi que gestionó el país como regente y canciller -no pudo ser nombrado shogun ya que no pertenecía a la alta nobleza, sino que era un campesino que había ascendido-. Durante su gobierno, reunificó una mayor parte de Japón e intentó conquistar dos veces Corea, pero ambas fueron un fracaso. Hideyoshi es conocido como el segundo de los tres grandes unificadores.

Imagen de Tokygawa Ieyasu

Imagen de Tokugawa Ieyasu, ya como shogun

Dentro del consejo que ayudaba a Hideyoshi, se encontraba Tokugawa Ieyasu, que tras la muerte de su señor, decidió separarse del consejo y hacerse con el poder. El país entonces se dividió en dos bandos y ambos se enfrentaron en la batalla de Sekigahara, en la que salió victorioso Ieyasu. En 1603 Ieyasu fue nombrado shogun por el emperador, dando comienzo al shogunato Tokugawa. Él es el último de los tres grandes unificadores.

Durante el gobierno del clan Tokugawa, Japón vivió una época de paz y desarrollo. Se tomaron medidas para que el resto de los daimios no pudieran volver a alzarse. La capital fue trasladada a Edo -actual Tokyo- y a los jefes provinciales se les obligaba a mantener una residencia en sus tierras y otra en Edo, viviendo un año en cada hogar. Esto provocaba unos gastos enormes que no permitían pagar ni mantener nuevas tropas con las que alzarse.

La sociedad también quedó dividida en varios estamentos. En primer lugar estaba la familia imperial y el clan Tokugawa, a continuación los samurais, después los campesinos y por último los artesanos y comerciantes. Los mendigos y prostitutas formaban los hinin o “no personas”. Estas clases eran hereditarias, por lo que era prácticamente

Dos cortesanas japonesas

Imagen Biginga o «imagen de belleza»

imposible poder ascender en ellas. A causa de esta rigidez, muchos de los comerciantes ricos comenzaron a mostrar su poder con pequeños objetos bajo las ropas oficiales, y frecuentaban los teatros y prostibulos donde podían liberarse de las barreras de la sociedad. Estos lugares del placer, que llegaron a convertirse en barrios propios dentro de la ciudad, alcanzaron una gran popularidad en esta época porque servían como desahogo de las rígidas leyes. El arte y la escritura también tuvieron un gran impulso. Las estampas y dibujos comenzaron a centrarse en la vida en estas zonas, y a retratar a las cortesanas en las imágenes de belleza o biginja.

Así mismo, los extranjeros no podían circular libremente por el país, Ieyasu ya había declarado la expulsión de todos los extranjeros y cristianos durante su gobierno. Los portugueses fueron los primeros en entrar en Japón, seguidos por los españoles e introdujeron las armas de fuego y el cristianismo. Durante el gobierno de Hideyoshi, ya se empezó a mostrar hostilidad hacia los que profesaban esta fe. Con los Tokugawa, se comenzó una persecución de los cristianos, ya que se dudaba de su lealtad porque se negaban a reconocer al emperador como un dios viviente, y solo mostraban su fe hacia Dios.

Durante toda la era del shogunato, la religión fue crucial. Antes de la llegada del budismo, la religión predominante en Japón era el sintoísmo por la cual se creía que el mundo y la naturaleza estaba llena de espíritus y dioses. Se levantaron muchos templos en los que la limpieza era vital, y para entrar era necesario purificarse; ya que la limpieza y la pureza se asociaban con los bueno del Universo.

Con la llegada de inmigrantes chinos, el budismo alcanzó las costas de Japón y una nueva religión entró en el país. Hubo varias sectas principales del budismo japonés, pero en sus inicios solo tuvieron éxito en las clases altas.

Una de las ramas principales fue el Budismo Zen. Esta secta no gozó de gran acogida a su llegada a Japón y solo a partir de la época de apogeo de los samurais fue cuando llegó a tener éxito. Esto se debe a que esta doctrina defiende que para alcanzar la iluminación –satori– no es necesario tener fe en los Budas y recitar mantras, sino que se puede lograr a través de la meditación y la concentración. Al campesinado y las clases bajas no les atraía esta ideología; sin embargo, debido a su exigencia de disciplina fue muy apreciada por los samurais, que lo utilizaban como preparación para la muerte.

LLegada del Comodoro Perry a Japón en 1853

LLegada del Comodoro Perry a Japón en 1853

¿Y como se convirtió este país en una de las principales potencias del mundo? Como hemos mencionado, durante el shogunato Tokugawa, Japón estuvo aislado de cualquier contacto con el exterior. A principios del siglo XIX, los occidentales habían llegado a China y navegaban alrededor de la costa japonesa pescando sobre todo ballenas. Rusia y Gran Bretaña pretendían entablar relaciones comerciales con este país pero fueron rechazadas varias veces por los japoneses. Fue en 1853, cuando EE.UU llegó a las costas de Japón con una flota. El capitán Comodoro Perry obligó al gobierno a abrir un puerto para permitirle reabastecerse de carbón y víveres

Así finalizó el aislamiento, porque el gobierno se vio forzado a abrir puertos no solo a los estadounidenses, sino que Gran Bretaña también exigió que se le permitiese comerciar. Muchos sectores vieron esta acción como una traición del shogun y los radicales ultranacionalistas se concentraron en torno a la figura del emperador. Así, una nueva guerra civil amenazaba Japón, pero el shogun decidió ceder su poder político al emperador con la esperanza de entrar a formar parte del gobierno y de mantener todas las propiedades y riquezas del clan Tokugawa. Solo hubo enfrentamientos aislados entre los dos bandos, pero en 1869, terminaron casi 700 años de gobierno militar. Desde ese momento, a Japón llegaría la tecnología occidental y sus costumbres, pero el legado de la época del shogunato sigue estando presente en la actualidad.

Bibliografía:

HANE, M.; Breve Historia de Japón; Alianza; Madrid; 2003.

TURNBULL, S.; Samuráis: la historia de los grandes guerreros de Japón; Libsa; Madrid; 2006