Dentro de todas las creaciones que tienen la firma del hombre, una de las más importantes es la invención de la escritura. Dentro de sus múltiples variantes, con la aparición de este sistema, se abrió un gran abanico de posibilidades en cuanto al registro y conservación de ideas, historias o propiedades.
¿Pero donde se originó la escritura? Existe un debate acerca de donde pudo surgir por primera vez. Hasta hace algunos años, se pensaba que el origen de la escritura se encuentra en Mesopotamia en las primeras tablillas de Uruk IV. Desde aquí, la influencia había viajado hasta llegar a Egipto, donde la influencia mesopotámica había sido vital para el desarrollo de los jeroglíficos. Sin embargo, estas ideas cambiaron a partir de los descubrimientos realizados por Gunter Dreyer en el cementerio de Umm el Qaab cerca de Abydos.
Los hallazgos encontrados aquí reescribieron la historia de los inicios de la civilización egipcia. Por un lado demostró que la escritura jeroglífica es propia de la región, y por otro, que a diferencia de Mesopotamia, donde el desarrollo de la escritura es pareja al de las sociedades complejas y el Estado, en Egipto, las sociedades complejas aparecen antes y su desarrollo es más rápido que el de la escritura.
Los principales soportes en los primeros tiempos de Egipto son los restos cerámicos. Mucha de esta loza tiene decoraciones geométricas, de animales, plantas y humanos que algunos investigadores consideran los primeros signos de escritura. En la tumba U-j (atribuida al rey Escorpión I) se han encontrado además etiquetas adosadas a diferentes jarras, en las que aparecen símbolos simples que identifican el origen de los productos, y otras parecen tener dibujos más complejos que podrían tener valores de sonido o de imágenes.
Pero no es en esta tumba el único lugar donde podemos rastrear el comienzo de la escritura jeroglífica. En muchos de los wadis (cursos secos de algunos afluentes del Nilo) se han encontrado “graffitis” en las rocas. Antes de asentarse directamente en las riberas del Nilo, es posible que muchos de los habitantes hubiesen preferido establecerse en estos pequeños cursos de agua, donde las condiciones eran menos difíciles. También servían de acceso a otros lugares como oasis en el desierto occidental o hacia el Mar Rojo en el desierto oriental. Estas escenas representan acontecimientos importantes o de la vida diaria, por ello mucha de la fauna que aparece es propia de la región y con uso de la magia simpática, es decir representar los buenos deseos para una partida de caza o la búsqueda de las bendiciones divinas.
El papel de los divino, no puede ser olvidado y tenemos en estos “graffitis” imágenes de procesiones o dioses. Una de las más comunes tanto en los “graffitis” como en cerámica, es la procesión de barcos siguiendo el curso del río; y sobre los barcos hombres con los brazos alzados en forma de rezo hacia alguna divinidad.
Dentro de esta esfera religiosa, apareció uno de los elementos más importantes en Egipto, el nombre. Para escribir nombres de los gobernantes egipcios, lo primero en ser usado, fue el serekh que está compuesto por tres partes. En la parte inferior una representación de fachada palacio, llamada así porque imitaba las fachadas de las construcciones reales. Esto le otorga un poder terrenal al gobernante. En la parte central un hueco, donde estaba representado el nombre del rey en cuestión; y por último en la parte superior un halcón representando al dios Horus que enlaza al rey con la línea sucesoria divina.
Este signo tenía un gran poder por si solo, ya que podía ser usado como sustituto de la imagen del faraón. Por ejemplo, el nombre de Narmer que se escribe con el símbolo mr y un pez (el siluro), es frecuente que el pez aparezca como representación del propio faraón A veces puede añadírsele brazos o piernas a estos símbolos, en lo que se denomina “personificación emblemática”. A través del serekh se está intentando rehacer una reconstrucción tanto de la sucesión de gobernantes como de la evolución de la escritura ya que esté símbolo se va volviendo más complejo a medida que la escritura va tomando forma.
Los primeros símbolos serekh, son simples cuadrados con línea verticales que serían la representación esquemática de la fachada del palacio. Posteriormente se le añadirán el halcón dibujado de forma simple para darle una unión con la divinidad. En estos primeros tiempos es imposible saber que rey es el que está presente en esa representación, solo sabemos que la figura del rey está en la obra. Por ejemplo, el serekh puede aparecer en escenas de caza o de procesiones religiosas haciendo así participe al propio rey. No será hasta finales del período predinástico, y comienzos de la I Dinastía cuando aparezca el serekh clásico con los tres elementos integrados.
Y al igual que sucede con los serekh el resto de la escritura no es estática, y la escritura podría dividirse en 5 fases que coincidirían prácticamente con las fases de la historia egipcia.
En primer lugar, nos encontramos con la escritura del período predinástico, que hemos tratado en este artículo. Está escritura estaría compuesta por imágenes que representarían escenas y los nombres reales o de lugares. Es un período largo donde la escritura cambia lentamente.
La segunda fase corresponde con el Reino Antiguo. En este momento la escritura adquiere una amplitud mayor Los primeros textos aparecen, relacionados con el ritual de enterramiento, los Textos de las Pirámides, las biografías y los textos legales. Nosotros poseemos más documentos, por lo que nuestro conocimiento se amplia.
La tercera etapa coincide con el I período Intermedio y el Reino Medio. Es el momento de esplendor de la escritura. Durante el I período Intermedio, el desarrollo de los textos, especialmente narraciones literarias se dispara, muchos de ellos con algún mensaje para el lector. Durante esta fase la escritura entra a formar parte de la legitimación del poder, no solo en el carácter religioso, sino a través de las enseñanzas y otros géneros literarios. En textos religiosos tenemos que destacar los Textos de los Sarcófagos, continuadores de los Textos de las Pirámides.
Durante el Reino Nuevo, destacan el carácter religiosos y el narrativo de las hazañas de rey. La escritura es muy común y poseemos una gran cantidad de textos, pero sin embargo la alfabetización sigue siendo un aspecto de la élite, mientras que la base de la sociedad continúa siendo analfabeta. El rey como guerrero es representado en los muros de los templos, con los textos que hablan sobre sus gestas bélicas en el extranjero.
Por último, en el III Período Intermedio continúa como el Reino Nuevo, pero los escritos adoptan formatos nuevos. Las inscripciones en lugares públicos siguen su importancia hasta la dominación romana. Bajo el dominio ptolemaico el egipcio seguirá usándose pero el idioma de la élite será el griego.
Bibliografía:
SERRANO JIMENEZ; A.; Los primeros reyes y la unificación de Egipto; Universidad de Jaén; Jaén; 2007.
PÉREZ LARGACHA; A.; El nacimiento del Estado en Egipto; Universidad de Alcalá de Henares; Alcalá de Henares, 1993.